Universidad del Desarrollo Profesional.
Evaluación Curricular
Jorge Rivera López.
Lic. En Educación.
Reseña # 3
Yazmín Gpe. Domínguez Aguirre.
30 de mayo del 2009.
EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO DE JOSÉ MARTÍ ACERCA DE LA FORMACIÓN DOCENTE Y EL CURRICULUM EDUCATIVO.
La visión transformadora del modelo educativo se construye a partir de las condiciones históricas y socioculturales que cada región o país considere relevantes, por lo que no es posible desarrollar una estrategia pedagógica emancipadora sin políticas educativas acordes con los fundamentos curriculares.
Formación docente.
La formación docente es la clave del papel transformador del modelo educativo y el curriculum escolar es el camino para propiciar una sociedad emancipadora con individuos capaces de desarrollar sus potencialidades afectivas, cognoscitivas, motoras, artísticas y gestores de valores como la solidaridad, la justicia y la equidad.
Martí observa la deficiencia del rendimiento docente, y descubre como una causa de ésta al factor esencial: la labor del maestro para el desarrollo de una comunidad educativa.
El compromiso de la formación docente es promover una actitud de interés por la razón de ser de un educador, es decir aquel que se atreve a asumir la tarea de alfabetización, de dignificación, de abrir oportunidades para que otros construyan nuevos espacios para su vida, entre ellas la vivencia de la libertad y la justicia social.
Esta es la función que Martí atribuye a la escuela ambulante, una opción educativa en la que el docente está dispuesto a compartir en el contexto inmediato de sus estudiantes, con disposición para ser escucha y promotor de cambio en comunidades que pueden gestar su proyecto social.
Por lo tanto exige que el desarrollo de una formación docente que propicie una experiencia teórica, metodológica y práctica afín a las necesidades de las comunidades y grupos sociales que puedan ser atendidos y formar parte del proceso educativo.
La formación docente radica en una mística sobre la relevancia de una labor que permite transformar las condiciones materiales y espirituales de los educandos. Esta mística sólo se constituye como parte de una vocación que emerge del convencimiento radical del papel emancipador que involucra las tareas educativas.
En la docencia se requiere del servicio y la disponibilidad para asumir los retos de ser parte de proyectos que exijan los cambios sociales, las migraciones y la atención a poblaciones vulnerables.
Las críticas de Martí a la enseñanza tradicionalista de la educación secundaria y universitaria en Hispanoamérica, encuentran en el modelo educativo estadounidense una visión más realista, vital y democrática de la educación.
Otro carácter es la lucha por una educación obligatoria para todo ciudadano, en oposición a un proceso educativo en el que está representado una clase o una selección de jóvenes. Lo anterior exige más que una reforma de este proceso, un repensar y una transformación liberadora del curriculum educativo.
La enseñanza tradicionalista contiene una característica compartida con las escuelas de la época que Martí conoció, la cual también está presente profundamente más de cien años después en el sistema educativo costarricense, aunque con esfuerzos importantes para promover una enseñanza de las ciencias y la tecnología.
El proceso educativo martiano se apoya en la exigencia de un curriculum que permita desaprender para aprender de una manera activa y experimental, características que las teorías educativas más recientes han denominado como constructivismo, entendiendo por éste a la capacidad de despertar en el estudiante el desarrollo de sus propias estrategias cognoscitivas y poderse sentir sujeto actuante de su proceso de aprendizaje.
La renovación del proceso educativo para fortalecer una experiencia liberadora, requiere partir de la educación primaria, progresar hacia la educación secundaria y seguidamente hacerse presente en las necesidades de una educación superior más cercana a las realidades latinoamericanas.
La escuela del trabajo propuesta por Martí es la concreción de una educación secundaria, en la que la rama técnica deja frutos visibles en la formación de los estudiantes al ofrecerles medios no sólo para solventar las necesidades básicas, sino para incorporarlos en la sociedad.
Una educación que promueva el aprendizaje científico y que genera trabajo, es la antesala para una educación superior afín al modelo universitario napoleónico, heredera del espíritu de la Ilustración y de la perspectiva liberal. En concordancia con lo anterior Martí señala que la universidad requiere replantear su curriculum educativo, especialmente aquellas características que la acercan a la enseñanza tradicionalista y europeizante.
Martí señala acertadamente que la literatura y el arte en general requieren ser parte del proceso educativo, renovándose también en la visión que acompaña su ejercicio en las aulas.
Para Martí la importancia de ofrecer de trabajo a la población mediante la participación es un proceso educativo formal o no formal es una garantía para el desarrollo socio-económico, cultural y político de un país.
La prioridad del proceso educativo no es solo alfabetizar a los sectores sociales con mayores necesidades socioeconómicas, sino también promover una educación que tenga relación con el entorno socio-cultural hacia el que se dirige ese proceso.
Este currículo educativo arraigado al entorno socio-cultural fundamenta una visión del proceso educativo vinculado con las diferentes regionales, los intereses de las comunidades y el aprendizaje como oportunidad de desarrollar las áreas de competencia próximas a las necesidades inmediatas de los pobladores de una comunidad.
Un principio didáctico del currículo educativo es la elección por estrategias pedagógicas que faciliten el aprendizaje significativo. Entre ellas se menciona la participación en lecciones que permitan despertar el interés por lo que se aprende mediante técnicas dinámicas para impartir lecciones.
La formación es el proceso educativo martiano no solo es científica, artística, literaria, también física. Considera que la educación física es un instrumento indispensable para hacer frente a las demandas de la sociedad de su época, facilitando este reconocimiento el desarrollo bio-psicosocial del sujeto educativo.
La formación docente requiere responder a un curriculum educativo que refleja su pertinencia en el contexto sociocultural y su respuesta a las necesidades de la sociedad en función de un desarrollo integral de las personas. En concordancia con lo anterior la gestión y organización curricular requieren ser coherentes con la formación y ser objeto de revisión permanente.
Conclusión.
Para Martí la formación y el curriculum educativo son considerados como aspectos centrales en la visión de un a educación transformadora. El enfoque histórico que José Martí defendía le permite fijar con claridad la finalidad de la educación popular.
El proceso educativo martiano se caracteriza por una revisión de contenidos curriculares que se acompañen de un replanteamiento de las estrategias didácticas. Para ello también se requiere contar con estrategias que permitan experimentar, indagar y participar activamente en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Hipervinculos.
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Estoy de acuerdo con el trabajo que expusiste, ya que la formación docente evidentemente es quien transforma al modelo educativo y al curriculum escolar es el camino para propiciar una sociedad libre con individuos capaces de desarrollar sus habilidades, entre otras ilusiones de progreso que tiene cada ser. Para lograrlo se requiere de un compromiso, para educar, formar e informar.
ResponderEliminarEste es uno de los artículos que muestran la responsabilidad que tenemos como formadores de la sociedad, ojalá cada quien tome su parte y logre poner en práctica lo aquí aprendido.
Es interesante el punto de vista que tiene Martí sobre la educación y la labor de cada uno de los que están involucrados en ella, ya que brinda una clara percepción de lo que la educación es y lo que implica el impartirla.
ResponderEliminarMe gusto mucho el tema de este artículo, porque como siempre digo es triste ver cuantas personas escogen la labor docente sin tener el espíritu ni la entrega. Desafortunadamente existen miles de docentes que escogen esta labor por las vacaciones y no por el amor al arte. Yo creo que la teoría de Marti se puede hacer efectiva una ves que los docentes se comprometan ya que lo demás se dará por si solo.
ResponderEliminarQue interesante lo expuesto por Martí ya que uno como docente tiene una entrega total con su trabajo y aunque en algunas ocaciones no es asi ya que los intereses al ingresar al magisterio son otros, las futuras generaciones deben de asumir como tal dicha
ResponderEliminarprofesión con ese amor y entrega.